
Despedida
En el hueco de mi pecho ha estallado un bomba,
el templo cae piedra a piedra, el cristal roto rasga la pizarra.
¡Chirría!, ¡chirría!, ¡chirría!, ¡chirría!
Hoy llora el lobo de mi garganta, y la luna ni se inmuta.
El pasado, que tanto me costó construir, se me va de las manos.
Me gustaba el ruiseñor de tu mirada, hoy ya muda.
Una brasa incandescente arde en mis entrañas.
Truenan las palabras en el cielo, mientras la zarza rasga la suave seda.
¿Cómo será mi futuro, si el ayer reventó en un disparo?
Me gustaría oírte otra vez;
nenúfar de tempestades, hoja que el viento arranca;
aunque el susurro solo fuera una mentira
y tu aliento una llama apagada.
©F. Urien